Sueño, sentir en él las caricias de las brisas de mi
patria,
llevando su pregón de libertad soberana.
Sueño, ver la
noche naciendo y llenando de magia
la sublime estampa del mugiente beso,
del brioso mar con la bravura del agua
que le regala la
montaña.
Sueño, dibujar con él los confines de mi patria,
pintando de mil colores el hogar de los niños del mañana.
Donde vuelen pagayos y esperanzas.
Donde canten a
Bolívar, a Sucre y a Miranda.
Donde no tengan ya que
soñar con una patria.
Quiero, es mi reclamo, con Dios por testigo,
ver las estelas bautizadas de mis manos
en la pila de nuestro indomable Esequibo.
Javier A. Rodríguez G.