martes, 14 de junio de 2011

Por Siempre

Quise olvidar tu obra,
pero es demasiado sublime
para que no esté en mi conciencia.

Quise seguir a ciegas tu ejemplo,
pero debo aprender de tus errores.
Tu mejor ejemplo es la disconformidad
y la irreverencia.

Quise creerte un Dios
pero eras tan miserable.
Quiero creerte humano,
y resultas venerable.

Queriendo hallar una estrella en el fondo del mar,
 encontré tu espíritu de justicia e igualdad.

Queriendo sembrar un árbol en el espacio infinito,
allí estaba tu amor por la humanidad

Queriendo cantarte una canción de adiós,
 mi voz manaba esperanza.

Quiero un mundo mejor.
La sociedad más justa.
Más feliz el ser humano.

El niño que sonría.
En vez de odio, amor.
Viviendo todos como hermanos.

Quiero ser tan grande como tu,
pero debo superarte. Avanzando
sobre tu eterno legado.

Javier A. Rodríguez G.

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La palabra escrita se independiza del autor y trasciende las barreras del espacio tiempo, haciéndose evidencia que delata el pensamiento y desnuda los sentimientos.(Javier A. Rodríguez G.)