jueves, 22 de abril de 2010

SOLAMENTE UN SUEÑO

En sus sueños resplandeció
¡que hermosa aparición!
Radiante, sonriente, ojos tiernos, llenos de fulgor,
era suya, regalo de Cupido, el dios del amor.

Si era ella, su boca, sus cabellos, sus ojos, su voz,
pero en su pecho, ¡Oh Dios, no hay corazón!
solo piedra, dura y fría como mármol de escultor.

Prestóse pues a tallar la piedra en corazón
a darle vida, a darle calor.
Y golpeaba y golpeaba con toda pasión
pero dura y fría permanecía,
sin vida, solo marcada por la erosión
de la tristeza, de la rutina,
de no haber tenido nunca un amor.

Aquel hombre con el alma llena de dolor,
buscaba y no encontraba explicación.
¿Será que no es tan grande mi amor?
¿Será que hay piedras que nunca llegan a corazón?
Y sin respuestas, media vuelta dio y caminó por la desilución.

Adelante, por los caminos de Dios,
una piedra en manos de mujer encontró,
y suplicó ella con ojos llenos de dolor,
hombre, dale vida, enséñale el amor, tállala en corazón,
pero el no la vio, no la escuchó.
Y siguió su camino, dejando huellas, rojas huellas,
era la sangre que manaba de su roto corazón.


Javier A. Rodríguez G.

No hay comentarios:

La palabra escrita se independiza del autor y trasciende las barreras del espacio tiempo, haciéndose evidencia que delata el pensamiento y desnuda los sentimientos.(Javier A. Rodríguez G.)