viernes, 23 de abril de 2010

EL VÉRTIGO

Conciencia nunca dormida,
mudo y pertinaz testigo
que no deja sin castigo
ningún crimen en la vida.
La ley calla, el mundo olvida;
más, ¿quién sacude tu yugo?
Al sumo hacedor le plugo
que, a solas con su pecado
Fueses tú, para el culpado
Delator, Juez y Verdugo.

Gaspar Nuñez de Arce.
(Poeta español siglo XIX)

jueves, 22 de abril de 2010

EL NAUFRAGIO DE LA LIBERTAD

Comentarios acerca del libro ETICA PARA AMADOR de Fernando Savater.

Muy interesante la forma como aborda el tema el autor, al más clásico estilo de Cicerón, quien hizo lo propio con su hijo Marco, o de Séneca, que a su amigo Lucilio escribió memorables cartas; pero en este caso usando un lenguaje totalmente llano y pretendiendo simplificar los conceptos, todo en un intento de hacerlo mas digerible a los adolescentes a quienes va dirigido.

El autor centra su exposición en la idea de libertad, planteando la ética como una especie de opción de vida libre pero ineludible para el buen vivir y, en consecuencia, hacer de la ética una práctica constante que le causa satisfacción. Se plantea también que así como poseemos las cosas, estas también nos pueden poseer a nosotros, avasallándonos, sometiendo nuestra libertad.

Finalmente y a mi entender, lo mejor del texto es el llamado a ser más auténticos, a ser mas libres, a discernir entre lo fútil y lo relevante para nuestro bienestar, y a tomar conciencia de la capacidad de elección que tenemos, pero una elección responsable que nos transforme cada día y adecúe mejor nuestra verdad como seres humanos, es decir, que permita el “buen vivir”.

Siendo crudamente sincero debo decir que no es de mi agrado el planteamiento de Savater. Centrado casi exclusivamente en la libertad, se capta un ambiente conceptual anarquista. También se percibe un dejo de hedonismo en el autor. Amén de resultar muy “ligero” en sus conceptos, pero no por sus destinatarios, los adolescentes, sino por la manifiesta insuficiente profundidad trascendental en sus planteamientos.

Es que la libertad plena supone restricciones que se nos imponen, y ser “libres”, también implica percatarnos y someternos a ellas. Dicho de otra forma, no nos abstenemos de matar a otro ser humano porque libremente decidimos que es contrario a nuestro bienestar, de tal forma que estaríamos facultados para hacerlo o no hacerlo, dentro de nuestra conciencia individual y sin coacción alguna ( a menos de la convencional, impuesta por estatuto de las leyes) sino porque es contrario a nuestra esencia como seres humanos, es decir, una especie que fue, es y será, y de la cual cada individuo, en su particularidad y unicidad es tan solo un eslabón, un instante histórico de un transitar transcendental. Que tengamos o no conciencia de ello, es otra cosa.

Esta visión de un ser humano más humilde ante la inmensidad del universo que lo rodea, consciente de las facultades que posee, pero también de sus profundas carencias. Un ser humano que comprenda que cuanto más acepte y se someta a los inexorables que determinan su existencia en el cosmos, más libre y pleno será. Esta es la visión que está comenzando a plantearse la humanidad desde finales del siglo pasado, dejando atrás la fracasad tesis racionalista egoísta.

También afirma el autor que el principal Derecho Humano es el de no ser iguales a los demás, y plantea la dignidad humana como una especie de certificado de unicidad, de individualidad que nos hace semejantes. Cuando sería al contrario. El gran problema del hombre es el haberse considerado diferente uno de otro. La dignidad se relacionaba con la posesión de bienes materiales. El gran avance de la humanidad como tal, es el haber reconocido la igualdad del ser humano, y no es la dignidad lo que nos hace semejantes, sino que es la igualdad la que nos hace dignos.

Además señala el autor que el lenguaje es simplemente una creación cultural que heredamos y aprendemos. Esto se contrapone a las teorías de autores como Noam Chomsky, quien postula la existencia de principios generales abstractos de gramática universales en la especie humana (gramática universal) y un conjunto de reglas innatas que permiten traducir combinaciones de ideas a combinaciones de palabras (Gramática generativa).

En conclusión, y pidiendo disculpas si estos postulados resultan un tanto pedantes, pero siguiendo a Savater, es una libre opinión. Creo que la intención del autor naufraga al pretender sustentarla únicamente en un supuesto ejercicio libre y pleno de la libertad, pues desde los inicios de los estudios jurídicos, se fundamenta la formación en una triada: libertad, igualdad y justicia. La libertad plena debe ser demarcada. Solamente siendo libres podemos ser iguales, pero a su vez, la igualdad define y permite la plena libertad, y si no somos libres e iguales, no podemos ser justos y equitativos.

Así pues, la igualdad y la justicia redimen al hombre. Sin estos valores el ser humano sería simplemente un náufrago pretendidamente libre en un océano de absurdos y sin sentidos, ya que la libertad debe tener referencias, tiene necesariamente que estar orientada hacia fines transcendentales.

Javier A. Rodríguez G.

LA PENA DE MUERTE. UN ABSURDO

El conócete a ti mismo que signa el frontispicio del templo de Apolo, en Delfos, es una invocación a la perfección del hombre, una alegoría a la vida plena y absoluta, un llamado a Dios. Pues solo dentro de si puede el ser humano hallar el verdadero sentido de su existencia. Porque cada hombre, en cuanto imagen y semejanza de Dios, es potencialmente perfecto. Porque dentro de cada hombre existe un Cristo, padre e hijo, fruto y semilla, capaz de ser vida para la vida, pero también susceptible de sucumbir, igual que el mártir del Gólgota, a manos del hombre mismo. Por eso, quien mata a un hombre mata a todos los hombres del mundo.

Luego,¿ Cuantos cristos han existido en este mundo de desolación? ¿Cuántos deambulan por esta tierra de dolor llevando a cuestas el horror y la crueldad de la miseria humana, y cuantos Gólgotas se yerguen sobre la faz de nuestro planeta como símbolos de la irracionalidad del hombre?

Esta reflexión surge en repuesta a los planteamientos de la implementación de la pena de muerte. Situación que horroriza y contra la cual se dificulta hilvanar argumentación alguna, mas allá de estas reflexiones, por lo irracional del planteamiento. Pues por todas las razones con que se pretenda justificar, y con los diversos matices que se le dan, desde la óptica ontológica, moral, religiosa, social ética y jurídica, es un absurdo.

No es necesario recordarles a quienes propugnan tal medida, que la verdadera y plena eficacia del Derecho, no se logra extralimitando su poder coactivo, sino creando justicia, es decir, dándole a cada quien lo suyo. Y el Estado, antes de dar muerte por la muerte, debe dar alimentación, educación, salud y la posibilidad de tener una vida plena y digna, dar vida por la vida, para permitir que la persona comience a conocerse a si misma.

Cantaba el poeta Andrés Eloy Blanco: Cuando se tiene un hijo se tienen todos los hijos del mundo. Y yo insisto : Cuando se mata a un hombre, se mata a todos los hombres del mundo.


Javier A. Rodríguez G.

LA BRUJA QUE ENSEÑABA DERECHO

Su voz, más que voz, eructo perenne nacido en el averno, cuajada por todas las pestilencias propias de su triste origen, tornábase en grandes tentáculos que aprisionaban sus cerebros, inmovilizando las ideas y paralizando su razón, como pretendiendo con tal cruel tormento crear la herrumbre del desuso y anquilosar los pensamientos, matar a sus conciencias.

Si , era ella, la Bruja que enseñaba Derecho, pero su mente retorcida estaba, como corresponde a quien funge en el lado oscuro de la vida, a quien sume en el estiércol la otrora altiva y resplandeciente Pedagogía. Tenía un ayudante, un cerdito, de blancos cabellos y sumiso y lacayo porte; amén de los fieles pilatos, vehículos de legitimación de sus abyectas acciones. Y los pupilos, sujetos insoslayablemente a su cruel destino.

Pero un día presentóse un pupilo, que con la voz de la verdad hizo inmensa su conciencia, estallando en mil pedazos el tentáculo que pretendía cautivarlo. La Bruja retorcíase de rábia y de dolor. El temerario pupilo había desafiado a la hija del averno ¿Quién era? ¿Un príncipe, un orate, acaso un perseo o quizás un suicida?

La herida Bruja desató sobre el valiente pupilo toda su furia y poder. Parecía indefenso, pues ninguna arma esgrimió. Solo la verdad anclada en lo profundo de su corazón. Y en ella creyó ver en el cerdito y en los pilatos un viso de rebelión. Y su nobleza confió en él, y su nobleza causóle gran dolor, pues el cerdito defraudó su fe y los pilatos no tienen honor. Qué lástima da el cerdito, está muriendo y no ha podido salir de la inmundicia en que nació, pobres pilatos, que triste ser un cero en gradación de la evolución.

Y la Bruja en frenético aquelarre revolcábase en estiércol y con el cerdito y los Pilatos danzaba con lucifer, ufanándose de su victoria, gritando al mundo que triunfó. Pobre Bruja, pobre diabla, triste y miserable destino el que Dios te dio. Cuando mueras, la vida, la justicia y la verdad, triunfantes al fin, como epitafio escribirán: Aquí yace la desdichada hija de Dios, la que estuvo al lado del caído, aquel que del padre abjuró. La que nunca triunfó, pues hasta en su intento de ser humana fracasó. Y solo la estela quedó de su miserable destino, pues, igual que el caído, solo sirvió por contraposición, para la libertad dar brillo, relucir el honor y lustrar la razón.

Y marchóse el pupilo por un ancho camino hacia un radiante sol. No estaba vencido, solamente había aprendido la lección. No tomaría cicuta, el ejemplo ya lo historia la dio.  Sentíase orgulloso, llevaba tres cosas de gran valor: En la conciencia, la libertad, la justicia y el honor. En las manos, asida firmemente, la ley. Y en su alma, en el alma llevaba a Dios.


  Javier A. Rodríguez G.

SOLAMENTE UN SUEÑO

En sus sueños resplandeció
¡que hermosa aparición!
Radiante, sonriente, ojos tiernos, llenos de fulgor,
era suya, regalo de Cupido, el dios del amor.

Si era ella, su boca, sus cabellos, sus ojos, su voz,
pero en su pecho, ¡Oh Dios, no hay corazón!
solo piedra, dura y fría como mármol de escultor.

Prestóse pues a tallar la piedra en corazón
a darle vida, a darle calor.
Y golpeaba y golpeaba con toda pasión
pero dura y fría permanecía,
sin vida, solo marcada por la erosión
de la tristeza, de la rutina,
de no haber tenido nunca un amor.

Aquel hombre con el alma llena de dolor,
buscaba y no encontraba explicación.
¿Será que no es tan grande mi amor?
¿Será que hay piedras que nunca llegan a corazón?
Y sin respuestas, media vuelta dio y caminó por la desilución.

Adelante, por los caminos de Dios,
una piedra en manos de mujer encontró,
y suplicó ella con ojos llenos de dolor,
hombre, dale vida, enséñale el amor, tállala en corazón,
pero el no la vio, no la escuchó.
Y siguió su camino, dejando huellas, rojas huellas,
era la sangre que manaba de su roto corazón.


Javier A. Rodríguez G.

viernes, 16 de abril de 2010

MODELO D MENSAJE D TEXTO PARA 1 VIERNES EN LA MAÑANA

Sabes que anoche tuve un collage de recuerdos y sensaciones. Te deseé más que nunca. En una extraña y excitante mezcla de conciencia y fantasía, estimulaste absolutamente todos mis sentidos. El sabor de tu piel enloquecía mi lengua. La tersura de tus formas hacía que mis manos quisieran ir más allá de los límites externos. El aroma de tu excitación humedecía de placer mi pensamiento. La excitante melodía de tus quejidos, murmullos, susurros, combinados con nuestras respiraciones agitadas y entrecortadas eran un himno al erotismo. Y la estampa de tu cuerpo curvándose de placer, como queriendo contener el torbellino de sensaciones que lo recorría y buscaba estallar.... Todo me llevo a los limites de la excitación, una y otra vez manaba de mi toda la fuerza del deseo, buscándote, queriendo que sintieras su tibieza vertiendo sobre las convulsiones de tu cuerpo....

Javier A. Rodríguez G.
Calificativos en los sms de retorno: ..."unico"...... "Expectacular".....

LA HISTORIA DE UN PUPILO

Hallábase sentado el pupilo en cualquier sitio de aquella fresca mañana. Junto a él, sobre la descuidada banca, el tan ansiado título pugnaba por no acompañar al viento en su raudo andar.

¿Ahora qué hago? se preguntaba confundido -Tanto esperar este momento y no tengo nada.

Sentíase desorientado aquél pupilo. Le parecía que el cúmulo de conocimientos de tantos años de sacrificios, como remolino hubiesen salido de su mente, dejándolo vacío.

Sus compañeros ahora estaban celebrando, unos revisando locales para sus oficinas, otros comprando trajes apropiados para el correcto ejercicio de su profesión. Pero, por qué él se sentía tan desguarnecido, dónde estaba el Derecho, aquella noble ciencia que con tanto esfuerzo culminó y que determinaría su vida en adelante.

¿Qué futuro tendré? además preguntábase aterrorizado -ante aquellos grandes profesionales con tanto conocimiento y experiencia, qué podré hacer frente a las artimañas, deshonestidad y falta de ética de algunos. Yo mejor no ejerzo concluyó su pensamiento aquel Pupilo.

En ese momento, como volviendo a la realidad, se percata de la presencia de un anciano que, sentado al otro lado de la banca, golpeaba el piso sincrónicamente con su bastón, como queriendo marcar la cuenta regresiva del tiempo que se le iba.

Tenia aquel anciano la mirada lejana, parecía perdida en el pasado que lo devoró.

Cuidado se te va con el viento el título, como me llevó el mío la vida advirtió con voz perdida el anciano, mientras hierático miraba un horizonte que no existía.

No separes jamás el Derecho de la moral y de la ética. Inmenso error de quienes así lo hicimos. Pensábamos que bastaba el poder de coacción para imponer eficazmente la ley. Apostamos a la razón como causa y origen. No comprendimos que el Derecho ante todo es una ponderación ética, hecha desde valores de justicia, igualdad y equidad.

Qué grandes vuelcos está dando la ciencia del derecho actualmente. Siendo más extensa en ramas, resulta sencilla en cuanto a su comprensión, pues el pensamiento del humano de hoy es mucho más abstracto.

Un rato de silencio hizo presencia en la escena.

Al igual que tú prosiguió el triste anciano me hube preguntado cómo desarrollaría mi profesión. Permíteme hacerte algunas sugerencias. En primer lugar, la relación del abogado con el cliente ha de estar fundamentada en la confianza y lealtad mutuas. El abogado debe poner en conocimiento de su cliente los medios alternativos de solución de conflictos a su disposición como necesaria primera opción para solventar el problema. No olvides hacer a tu cliente un presupuesto con las diversas variantes que se pudieren presentar y evidenciarle las vías de juicio más expeditas y lógicas.

Ten presente siempre que el abogado debe mantener independencia respecto de su cliente para no resultar en simple mercenario, que si no lacayo, en degradación de la noble ciencia que representa. Pues él se debe a la verdad, a la igualdad, a la justicia y a la equidad; sin condicionante alguno, porque pierden su esencia. Y el mejor marketing consiste en predicar con el ejemplo.

Otro rato de silencio, el perro fiel ahora echado al lado del anciano, y el bastón aunque levemente sigue sonando.

Además con palabras agrias enredadas en su garganta, prosigue  el abogado debe guardar el debido secreto de lo visto y oído del cliente, no debe pactar con éste las resultas del juicio y abstenerse de tratos deshonestos con la contraparte.

Recuerda que también es importante para el éxito profesional, ofrecer celeridad y eficacia en el servicio, empleando las últimas innovaciones tecnológicas. Y si el cliente de alguna manera desea prescindir de tus servicios, advertirle las posibles consecuencias negativas de tal decisión, pero siempre acatándola con respeto y consideración.

Concluye el anciano con palabras, ahora no agrias sino tristes, inmensamente tristes    El Derecho además de leyes, códigos o tribunales, es un apostolado, una forma de servicio a la sociedad y de perfeccionamiento personal. Mira la flor señala el anciano al niño que sonríe, a la mujer que pasa, al hombre que trabaja, a los árboles que danzan con el viento, al sol que día tras día anuncia lo mágico del acto de vivir, allí en todos ellos está el Derecho, como maravillosa herramienta que concilia al ser humano con las leyes naturales y con su medio ambiente, permitiendo su justa, libre, igualitaria y pacífica coexistencia, haciéndonos más felices, acercándonos más a Dios.

Ahora, tan cerca que estoy de mi último juicio, te pido casi como un favor, procura hacer lo que te he aconsejado, como yo no lo hice. Tal vez así el Sumo Creador, a quién nunca recordé, lo considere a mi favor, se apiade y tenga compasión de mí, como no la tuve con mis semejantes.

Luego de un corto y profundo silencio, cuasi como epitafio sentencia  “La ironía de la vida es que, cuando comenzamos a aprender a vivir, nos damos cuenta de que estamos muriendo”.

Ahora sí díjose para sus adentros el ya feliz y pleno pupilo, mientras sentía que los conocimientos volvían en retahíla a su mente, aunque en realidad nunca salieron de allí, simplemente no se había percatado de su verdadera y justa aplicación. Levantándose alzó los brazos y respiró profundo, sintiendo por primera vez la plenitud de su profesión. Pues ser abogado, aparte de un digno oficio, es ante todo un modo de vida, de servicio, de respeto, de solidaridad, de honestidad, de justicia, de equidad y de paz.

Poco a poco inició decidido su andar aquel pupilo, mientras la figura del triste anciano se difuminaba a su espalda. Marchaba por un ancho camino hacia un radiante sol. No estaba desvalido. Llevaba tres cosas de gran valor. En su conciencia, la libertad, la justicia y el honor. En la mano, asida firmemente, la ley. Y en el alma, en el alma llevaba a Dios.

Javier A. Rodríguez G.

FUGACIDADES DEL PENSAMIENTO

Caminaba rauda entre las penumbras de la noche, por las pequeñas calles de aquella ciudad sin nombre, sus hábitos pesaban por la cortinilla de lluvia que le entorpecía el paso, la humedad lo acercaba a su cuerpo, insinuando las formas de mujer, maravilla de la naturaleza.

Tan poco le faltaba para llegar y tan lejano le parecía, cada paso era un segundo en una eternidad de distancia. Presentía que algo pasaría, pues el tiempo no se detiene en vano sino para marcar nuestras vidas. Su respiración estaba agitada, delatando en ir y venir los sensuales pechos deseosos de emerger.

Continuaba así la marcha, el movimiento de su mano izquierda parecía atraer la entrada de aquella callejuela que se perfilaba a su mirada. Trató de ignorarla, siguiendo recto su camino, queriendo dejar atrás esa oscura tentación. Llegaría a su destino y se entregaría a sus oraciones, cual penitencia repetía en la mente, mientras sus pasos le desobedecían y cada vez se adentraban por el pequeño pasaje, hasta llegar a la antigua pared de ladrillos que marcaba el final; frente a ella, alza su mano y siente como si el frio ladrillo quisiese robar el ardor de su cuerpo, con los bordes de sus dedos sigue sus intersticios, mientras los de la otra mano pugnan por no hacer lo propio con la comisura que la define como mujer.

No supo cómo ni por qué, o a lo mejor no quiso saberlo, o quizás simplemente se resigno a su destino. En un instante se hallaba con los brazos abiertos, su cuerpo confundido con la pared, cada pie en línea recta con sus manos, los pechos erizados acariciados por la rugosidad del ladrillo, y a su espalda el placer la dibujaba en cada prominencia, en cada profundidad, mientras iba y venia, allanando sus sitios mas secretos. Un intenso placer recorrió su cuerpo, con los labios arrancaba las hierbillas que emergían por entre los ladrillos.

De pronto, se siente liberada, puede continuar su marcha, pero su cuerpo no obedece al pensamiento, ahora es presa de un inmenso deseo y de una infinita pasión. Simplemente da media vuelta, y no queriendo saber quién le profana la vergüenza, cierra los ojos mientras siente  una lengua rompiendo los hilillos de saliva que unen los bordes de los labios entreabiertos. Luego su lóbulo titila dentro de una boca, las cavidades de su oído profanadas y el sudor es bebido por el deseo.

Los erguidos pechos quieren estallar cuando son dibujados por aquellos labios, que beben de ellos la lluvia que los adorna con sus cascadas, mientras bajan en procura de retozar con el centro de su pudor. Ahora las manos también alzadas, en suplicio, la esclavizan, mientras en sus profundidades de mujer el placer llega a la cima.

En la misma penumbra de la noche, pero ahora con la humedad también en los íntimos recodos de su cuerpo, se difumina cada vez más el pequeño pasaje a su espalda. Apresurada da a la aldaba y se pierde tras el amplio y antiguo portón, dejando atrás el arrebato de lo más recóndito de su pasión de mujer, de hembra en celo, maravilla de la naturaleza. Tal como si hubiese sido una simple ilusión, una fugacidad del pensamiento.

Javier A. Rodríguez G.

La palabra escrita se independiza del autor y trasciende las barreras del espacio tiempo, haciéndose evidencia que delata el pensamiento y desnuda los sentimientos.(Javier A. Rodríguez G.)