Siento envidia de la luz del sol,
en tus bellos ojos reflejada.
Siento envidia del agua,
corriendo por tu garganta como cascada.
Siento envidia del aire que respiras.
Siento envidia de tu lengua,
entre tus labios aprisionada.
Siento envidia del espejo,
que tiene tu estampa.
¡¡Siento envidia de Dios!!
porque posee tu alma.
Siento envidia de todo y todos
los que tienen algo de ti,
porque yo no tengo nada.
Javier A. Rodríguez G.
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