En el
último cuarto del siglo XVIII vio luz el cuarto hijo de los Marqueses de San
Luis (1) una de las familias mas acaudalas de la provincia de Caracas de la
Capitanía General de Venezuela. Este nuevo súbdito del rey, al anunciar su
nombre el bautizante sobre la pila y a la par del agua bendita, también se
ungía del poder de su Majestad, y con él de los privilegios y sus primeras
propiedades; entre ellas la negra Hipólita, el regalo de sus padres para
que lo “amamantara” (aparentemente por enfermedad de la madre, de todas
formas ese oficio era despreciado por las mantuanas de entonces) Resulta
irónico que un niño de meses fuera literalmente dueño del pecho que lo
amamantaba….
Ese
niño inquieto, despreocupado, un tanto superficial y con cierta, no torpeza
sino más bien desinterés en lo intelectual, era lo más alejado de la imagen del
niño reflexivo y sabio prematuro que pinta la historia, resultando a simple
vista un tanto banal y mundano. Como era de esperar tuvo acceso a un verdadero
privilegio para la época: la educación; con maestros exclusivos por supuesto.
De la rigidez de Bello seguramente tomó algunas nociones de disciplina que
usaría luego, y del espíritu abierto y liberal de Rodríguez a lo mejor avizoró
el camino que andaría después, aunque no le gustaba vivir con él junto con
otros alumnos, escapando varias veces de aquella imposición atormentadora de su
tío-tutor.
Es
que ese personaje nació en tiempos de enormes cambios sociales en el mundo.
Allende los mares se estaba produciendo un gran movimiento libertario, la luz
de la ilustración hacia pedazos siglos de explotación, generando una lumbre
liberal- liberadora que determinaría su vida y la de todos los de este
continente para siempre.
Mientras
tanto, todo para él eran fiestas y flirteos. La dulce vida de los privilegios
reales, de los cuales no era responsable pero que muy bien los disfrutaba.
Empero..., lo que sí se vislumbraba en aquel joven era su sentido lógico y su
excepcional facultad intuitiva, que iría desarrollando y que llevaba a su
conciencia a prescindir de las notas inmediatas de los conceptos, buscando los
fundamentos que contradecían su realidad, proyectándola hacia el futuro, era
esa maravillosa facultad visionaria.
Este
español criollo y multimillonario, perdió a sus padres a muy temprana edad y
marchó a la España a presumir ante los peninsulares que miraban con menosprecio
a los habidos en estas tierras. Pero el que pone el dinero es la estrella de la
fiesta… El joven acaudalado sufragaba los deleites, lujos, manjares, excesos y
complacencias de sus compatriotas peninsulares con el sudor, dolor y muerte de
los esclavos de sus haciendas y minas. Mientras, a la inclemencia del sol y con
el escarlata polvo del sufrimiento del esclavo y del “Blanco pata en el suelo”,
se fraguaban como pueblo, Boves y Páez.
En
fin, la vida de aquel joven oligarca transcurría en la protocolaridad y
superficialidad correspondientes a su origen. Y lógicamente se hizo soldado
para defender a su Rey (1798) a quien juró fidelidad. Algo que el pata en el
suelo mentado Boves no logró, pues no tuvo el monto exigido para acceder a tal
privilegio, ya que, evidentemente, no le darían la fuerza de las armas a
cualquier “mendrugo de persona”.
Esto
le decía desde Veracruz, México, a su querido tío materno, el acaudalado
terrateniente Pedro Palacios Blanco, cuando marchaba hacia la “Madre Patria”:
"(...)Mi
llegada a este puerto ha sido felismente, gracias a Dios, pero nos hemos
detenido aquí con el motibo…y ser presiso el pasar por allí, de
cinco nabíos y once fragatas… Después de haber gustado catorce días en la
nabegación… Hoi me han susedido tres cosas q. me an complasido mucho….es
aber sabido… y partisiparle mi viaje…me alle haquí…que fue donde bibí los ocho
días q. estube... costeó el biaje… a quien bine… Hoi a las
onse…Vste no estrañe la mala letra… pues estoi fatigado del mobimiento
del coche en q. hacabo de llegar… y me ocurren todas las espesies de un
golpe (...)(2) (texto literal)
Estando
en España se casa con su prima, una hermosa madrileña pariente de los marqueses
del Toro. Marchan a vivir a la Capitanía General en cumplimiento de las
disposiciones testamentarias, donde asume con diligencia todas las funciones de
un terrateniente y el manejo de los réditos de las empresas habidas de sus
padres. Principalmente la dirección de la hacienda de San Mateo, la producción,
siembra, molienda, el control y manutención de los esclavos etc. En ese momento
era uno de los terratenientes más ricos de todas la regiones, con una fortuna
estimada en 200.000 Duros, (un duro: valor ideal correspondiente a 20 reales),
lo que daba 4.000.000 reales (montos referenciales) de su haber hereditario,
aparte de las rentas de todo tipo. De esta responsabilidad administrativa de sus
tierras y del rendimiento de su capital estuvo pendiente toda su vida, he aquí
un ejemplo de como, a pesar de tantas vicisitudes y de la entrega al propósito
libertario, nunca descuidó las empresas heredadas de sus Padres y siempre
estuvo muy al pendiente:
“(...) Yo no quiero que compongas la
Cuadra ni casa ninguna porque en ese país todas las cosas se caen y descomponen
con los temblores. Los que las habitan que las compongan por su cuenta, y si no
que las dejen, y dáselas a otros con la misma obligación…Yo te he dejado mi
poder para que entiendas mis negocios, pero no para que te entiendas con el
arrendador de San Mateo, porque este arrendador debe entenderse directamente
conmigo… Todos los esclavos que no eran del vínculo, que tu posees ahora, los he
dado por libres porque eran míos y he podido darles la libertad, así ninguno
quedará esclavo por ninguna causa ni motivo…..Dime qué están haciendo en la
hacienda de Suata….El negocio de la hacienda de Chirgua debe quedar
inmediatamente arreglado con mi tío Feliciano, y si no se quisiere arreglar,
consulte usted un abogado y preséntese usted al tribunal para que lo mande
hacer…. La deuda del tío Juan Félix yo se la perdono a sus herederos, y
dígaselo así usted a ellos…. Me alegro mucho que no hayas tomado el trapiche
del Guaire, porque de ningún modo me convenía. … Escríbele a Peñalver
para que tenga la bondad de encargar a un sujeto de bien que vaya a Chirgua, a
fin de ver qué partido se puede sacar de aquella hacienda; y que haga lo mismo
con respecto al Valle de Aroa, que yo no sé quién lo posee ni lo disfruta, ni
como haremos para sacar las inmensas ventajas que ofrece en minas, arriendos y
aserraderos (...)(3)
Luego,
su joven esposa muere. En 1803 marcha a Europa nuevamente. París, en plena
efervescencia liberal. Roma y el sacro juramento. El retorno en 1806 imbuido de
las ideas Libertarias.
Así
pues, ese soldado Real fue uno de los que participaron en la rebelión de 1810,
cuando lo más granado de la oligarquía monárquica caraqueña, los llamados amos
del valle, en conjura le plantearon a Emparan dos opciones: que les entregara
el poder o que les entregara el poder. Luego entonces ¿qué podía hacer el
Capitán General, recién nombrado por el imperio Francés, para ese momento hecho
con la corona española, oponerse y ordenar a Bolívar y a Rivas que usaran las
armas en contra de sus hermanos, primos, tíos y amigos? Todo ello se celebró en
el conclave selecto que significaba el Cabildo, en donde sólo se permitió la
entrada, en representación del Padre Madariaga, en representación del clero, y de Juan Germán Roscio, abogado, hijo de un
rico hacendado de origen Italiano, discriminado por su sangre “sucia”, de
pensamiento liberal moderado con lisonjas monárquicas; como “diputado del
pueblo”.
Mientras
en las distintas poblaciones, dispersas, aisladas, padeciendo los rigores del
hambre y, peor aún, los de la ignorancia, el hombre común no sabia de la
“liberté”, que aún retumbaba en la Galias; únicamente pugnaba por sobrellevar
su destino. Muchos de éstos eran de descendencia Española bastarda, otros
famélicos indígenas, grotescas caricaturas de sus altivos ancestros; pero la
gran mayoría estaba constituida por una mezcla de colores, que no de sudor,
dolor y sufrimiento, que marchitó sus árboles genéticos, fusionándolos con la
tierra en la que aún reían, cantaban, soñaban y hasta tenían esperanzas. No era
resignación, sino simple instinto de sobrevivencia, pues pareciera que existen
momentos en los que los pueblos, por encima de la libertad anteponen la vida.
Es la sabiduría de la naturaleza, en un tenso equilibrio, en donde el
sobrevivir se impone a la conciencia de libertad, que pareciera acumularse y
madurar para estallar luego, formando un torrente que arrasa inclusive con la
vida misma.
El
espíritu liberal necesariamente imbuye al joven Bolívar, de formación y
vida monárquicas, de tal manera que su pensamiento, y quizás su conciencia,
serpenteaba entre decires y haceres, que si la fidelidad a su Majestad, que si
aprovechar para ser “libres”; y entre el ser y el deber, ¿libres?
¿quienes? ¿para qué? Si damos un vistazo por aquel escenario, vemos que
resultaba descaradamente hipócrita la proclama de libertad de algunos de los
miembros del cabildo, cuando ellos eran dueños de docenas de seres humanos, a
quienes azotaban cuales borregos de carga. Vaya descaro. ¡El primer acto moral
que debieron hacer los sublevados era dar la libertad a los esclavos para
legítimamente poder solicitar la propia!
En
este ambiente de conflictos de una oligarquía que oscilaba entre el interés y la
conveniencia, entre la tradición y la renovación, se va gestando ese movimiento
de rebelión ante el poder real. Ya no resultaba tan sacrílego, el ejemplo la
Francia lo había dado dos décadas atrás, cuando de un tajo cortaron siglos de
opresión. Solo que éstos deseaban cortar la opresión desde ellos hacia arriba,
no hacia quienes soportaban la bota de su opresión. En resumidas cuentas, la
solución a que llegaron fue la de institucionalizar a su beneficio el poder del
Rey, es decir, conformar una oligarquía camuflada de República liberal
igualitaria, a los fines de que todo quedara igual para todos menos para ellos,
pues ahora se convertirían en los usufructuarios absolutos y legítimos de tal
poder. En estos acontecimientos tuvo un papel importante aquel joven, por su
cualidad más resaltante: su cuantiosa fortuna. Lo que se evidenció cuando
ofreció cubrir los gastos de la comitiva que junto a Andrés Bello y otros
dirigiría a Inglaterra a tratar de obtener ayuda para una causa que ya
comenzaba a tomar otro matiz, pues Miranda, con su preclara concepción liberal
le daría mayor autenticidad a la idea libertaria.
Visto
de forma excéntrica por Miranda, general caraqueño, “blanco de orilla”, de
prestigio internacional por sus dotes militares, cualidades que presuntamente
usaba también para desartillar las faldas de las damas, algunas de las cuales
se “chuleaba”. El joven se percata que su carácter desordenado, imprudente e
impulsivo, le chocaba a aquel General de actuar tan organizado, circunspecto,
eficiente y comedido, que prendaba de su pecho decenas de victorias con los más
grandes ejércitos del mundo y que exigía disciplina y no bochinche. Estas
divergencias se acentuaron cuando el impulsivo joven, en un tonto descuido, es
traicionado y pierde el fuerte de Puerto Cabello, lo cual constituyó una
afrenta al honor y orgullo mantuano del joven militar ante aquel insigne
General que admiraba, pero que en cierta forma, merced a los prejuicios
heredados, quizás también menospreciaba, por “orillero”. Ante tal falla
militar, quizás pudo haber dicho el General: ¿Para qué le entregué ese fuerte a
ese loquito ricachón? qué vainas hace uno por los reales que aporta… Y luego
ocurre el oscuro hecho en el que traiciona el deber moral para con el General
al que hubo ido a implorarle ayuda para la independencia de Venezuela, y junto
a tres se conjura para entregarlo a los peninsulares. El silencio histórico
finca la especulación de la relación entre tal conjura y el salvoconducto que
le diera el representante de Monteverde para marchar a Curazao…
La
República había caído, pero, sincera y prácticamente, no por obra de
España sino del pueblo. El hecho cierto es que hubo una guerra civil. Entre los
Mantuanos y sus acólitos y el pueblo llano que aprovechaba para buscar su
redención. Porque ¿quién era más enemigo del populacho, el Español peninsular
que estaba al otro lado del océano o el español criollo que fincaba el látigo
sobre sus espaldas? ¿Quién había regulado los latigazos a no más de 25 y
quiénes se quejaban de que no era suficiente para el escarmiento, calificándolo
de limitante a su “libertad” de castigar? ¿A quien muerde el perro, al dueño
del bozal o a quien se lo pone? Esta época es oscura históricamente, por las
verdades que no se dicen, y significo un vuelco a los propósitos de la rebelión
de 1810, pues toda la estructura feudalista que sustentaba el orden y “paz
social" verdaderamente se trastocó, iniciando una serie de acontecimientos
en los que el joven militar oligarca, astuta y paulatinamente fue tomando el
timón.
De
tal manera inició sus pasos libertarios aquel personaje, por un camino sin
retornos posibles, con desvíos y atajos que lo fueron invistiendo de una
riqueza y autenticidad maravillosas. Un hombre que cargó hasta el día de su
muerte con el estigma de su origen. Un ser que a la par de la guerra llevaba su
propia batalla contra sus creencias y valores, contra lo que era y lo que
aspiraba, contra su realidad y el devenir, contra sus prejuicios y valores,
contra los errores y aciertos. Aquel hombre que de un fiel soldado del Rey,
pasa al irreflexivo joven participante de la conjuración de 1810, y de allí al
brillante estadista de Angostura y del congreso de Panamá, concluyendo en el
mito viviente que espiraba en Santa Marta .
Un
hombre que fue producto de su época y la interpretó magistralmente. Eso se
evidencia cuando justifica los argumentos de la rebelión aristocrática de 1810:
“(...)Todos los pueblos de la tierra se
han gobernado por sí mismos con despotismo o con libertad;… pero siempre por
sus ciudadanos, refundiendo el bien o el mal en ellos mismos…”... - En
ese mismo empeño de de darle legitimidad a la causa libertaria atrayendo a ésta
las masas, hace gala de la más falsa retórica para lavar las manos de los
opresores de estas gentes por 300 años - ”… ¿hemos dirigido los destinos de
nuestra patria?...” - De seguidas completa con la invocación a la Obediencia
debida, señalando - “…La esclavitud misma ¿ha sido ejercida por nosotros? Ni
aún el ser instrumento de la opresión nos ha sido concedido... Como seres
pasivos, nuestro destino se limitaba a llevar dócilmente el freno que con
violencia y rigor manejaban nuestros dueños…” - Es decir, aquí los que mandaban
y oprimían al pueblo eran los Españoles peninsulares, y los esclavos eran
de ellos, nosotros simplemente cumplimos con nuestro deber en cuanto súbditos
del Rey... Siguiendo con esta queja, más falsa que el “espíritu libertario” del
Marqués del Toro: - “...Todo era extranjero en este suelo. Religión, leyes,
costumbres, alimentos, vestidos eran de Europa, y nada debíamos ni aún imitar…”
Pero bien que se jactaban de los esplendores de la Madre Patria, ambicionaban
sus títulos nobiliarios y pagaban lo que fuese por demostrase dignos de su
estirpe (...)" (4)
O
cuando hace gala de su excepcional capacidad pragmática y visionaria de
Estadista, junto a los prejuicios políticos y sociales, resquicios del orden
feudal que lo formó en sus primeros años:
“ (...)Es
más difícil dice Montesquieu, sacar un pueblo de la servidumbre, que subyugar
uno libre…los meridionales de este continente han manifestado el conato de
conseguir instituciones liberales y aun perfectas… la que se alcanzará,
infaliblemente, en las sociedades civiles, cuando ellas están fundadas sobre
las bases de la justicia, de la libertad y de la igualdad. Pero, ¿seremos
nosotros capaces de mantener en verdadero equilibrio la difícil carga de una
república? ¿ Se puede concebir que un pueblo recientemente desencadenado se
lance a la esfera de la libertad, sin que, como Ícaro, se le deshagan las alas
y recaiga en el abismo?... no puedo persuadirme de que el Nuevo Mundo sea por
el momento regido por una gran República; como es imposible, no me atrevo a
desearlo, y menos deseo una monarquía universal de América porque ese proyecto,
sin ser útil, es también imposible….las instituciones perfectamente
representativas, no son adecuadas a nuestro carácter, costumbres y luces
actuales…” (5) “(...) De ningún modo sería una violación de la igualdad
política la creación de un senado hereditario….Todo no se debe dejar al ocaso y
a la ventura de las elecciones… Los libertadores de Venezuela son acreedores a
ocupar siempre un alto rango en la república que les debe su libertad….Un
senado hereditario será… la base fundamental del poder legislativo, y por
consiguiente será la base de todo gobierno (...) “ (6) “…En caracas el espíritu
del partido tomó su origen en las sociedades, asambleas y elecciones populares;
y estos partidos nos tomaron a la esclavitud. Y así como Venezuela ha sido la
república americana que más se ha adelantado en sus instituciones políticas,
también ha sido el más claro ejemplo de la ineficacia de la forma democrática y
federal para nuestros nacientes estados…” (5) “…No aspiremos a lo imposible, no
sea que por elevarnos sobre la región de la libertad, descendamos a la región
de la tiranía. De la libertad absoluta se desciende siempre al poder absoluto,
y el medio entre estos dos términos es la suprema libertad social... Teorías
abstractas son las que producen la perniciosa idea de una libertad ilimitada.
Hagamos que la fuerza pública se contenga en los límites que la razón y el
interés prescriben: que la voluntad nacional se contenga en los límites que un
justo poder señala, que una legislación civil y criminal, análoga a nuestra actual
constitución, domine imperiosamente sobre el Poder Judiciario, y entonces habrá
un equilibrio y no habrá el choque que embaraza la marcha del estado, y no
habrá esa complicación que traba, en vez de ligar, la sociedad...” (6) “…En
tanto que nuestros compatriotas no adquieran los talentos y las virtudes
políticas que distinguen a nuestros hermanos del norte, los sistemas
enteramente populares, lejos de sernos favorables, temo mucho que vengan a ser
nuestra ruina …” (5) “…Al proponeros la división de los ciudadanos en activos y
pasivos he pretendido excitar la prosperidad nacional por las dos más grandes
palancas de la industria: el trabajo y el saber….Los que antes eran enemigos de
una madrastra, ya son defensores de un patria…….No se puede ser libre, y esclavo
a la vez, sino violando a las leyes naturales, las leyes políticas y las leyes
civiles….(6) “…La nueva Granada se unirá con Venezuela… en formar una república
central… Su gobierno podría imitar al inglés; con la diferencia de que en lugar
del rey, habrá un poder ejecutivo, cuando más vitalicio, y jamás hereditario,
si se quiere república; una cámara o senado legislativo hereditario, que en
tempestades políticas se interponga entre las olas populares y los rayos del
gobierno, y un cuerpo legislativo, de libre elección, sin otras restricciones
que las de la cámara baja de Inglaterra…”(5)
O
cuando evidencia su responsabilidad familiar y sus prejuicios de casta a
Anacleto Clemente, su sobrino y administrador de vida muy disipada:
“(...)
Faltando… a tu patria, a tu honor, a tu familia y a tu sangre. ¿Es éste el pago
que das al cuidado que tuve de llevarte a Europa para que te educases;…? ¿No te
da vergüenza ver que unos pobres llaneros sin educación, sin medios de
obtenerla, que no han tenido más escuela que la de una guerrilla, se han hecho
caballeros; se han convertido en hombres de bien; han aprendido a respetarse a
sí mismos tan solo por respetarme a mí? ¿No te da vergüenza…considerar que
siendo tú mi sobrino, que teniendo por madre a la mujer de la mas rígida moral,
seas inferior a tanto pobre guerrillero que no tiene más familia que la patria?
(...)” (7)
Y el
poeta que le cantaba a la vida, con las contradicciones entre la razón y el
corazón, que en sublime delirio disfrutaba y padecía, el amor:
“...envuelto
en el manto de Iris, desde donde paga su tributo el caudaloso Orinoco al dios
de las aguas. Había visitado las encantadas fuentes amazónicas, y quise subir
al atalaya del universo...” (8) “… ¡Mi adorada…lo que puede el amor! No pienso
más que en ti…Tú ángel celeste, sola animas mis sentidos y deseos más vivos…la
distancia y el tiempo sólo se combinan para poner en mayor grado las deliciosas
sensaciones de tus recuerdos… ¡Escríbeme mucho; ya estoy cansado de hacerlo yo
y tú, ingrata, no me escribes! Hazlo, o renuncio a este delicioso alivio.
Adiós, tu enamorado...” (9) “…Cada momento estoy pensando en ti… gimo de
tan horrible situación por ti; porque te debes reconciliar con quien no
amabas; y yo porque debo separarme de quien idolatro. Sí te idolatro hoy más
que nunca jamás. Al arrancarme de tu amor y de tu posesión se me ha
multiplicado el sentimiento….Cuando tú eras mía yo te amaba más por tu genio
encantador que por tus atractivos deliciosos…Pero ahora me parece que la
eternidad nos separa…tu estarás sola aunque al lado de tu marido. Yo estaré
solo en medio del mundo...” (10) “…Deseo verte libre pero inocente juntamente;
porque no puedo soportar la idea de ser el robador de tu corazón que fue
virtuosos, y no lo es por mi culpa…” (11)
Cuando
manifiesta en excelsa forma su genio visionario, justificando lo sentado que
estaba en su tiempo, su preclara conciencia histórica y de los límites que ésta
le imponía: Y le da un balance de la guerra de independencia a su tío materno,
el rico terrateniente Don Esteban Palacios:
“…Mi
querido Tío… usted ha vuelto de entre los muertos a ver los estragos del tiempo
inexorable de la guerra cruel de los hombres feroces…. se encontrará en Caracas
como un duende… observará que nada es lo que fue. Usted dejó una dilatada
y hermosa familia; ella ha sido segada por la hoz sanguinaria; usted dejó una
patria naciente que devolvía los primeros gérmenes de la creación y los
primeros elementos de la sociedad; y usted lo encuentra todo en
escombros… todo en memorias. Los vivientes han desaparecido: las obras de
los hombres, la casa de Dios, y hasta los campos han sentido el estrago
formidable del estremecimiento de la naturaleza. Usted se preguntará a sí
mismo, ¿dónde están mis padres?... ¿dónde están mis hermanos?...¿dónde están
mis sobrinos?... Los más felices fueron sepultados dentro del asilo de sus
mansiones domésticas, y los más desgraciados han cubierto los campos de
Venezuela con sus huesos, después de haberlos regado con su sangre… por el solo
delito de… haber amado la justicia. Los campos regados por el sudor de
trescientos años, han sido agostados por una fatal combinación de meteoros y de
crímenes. ¿Dónde está Caracas?... se preguntará usted; Caracas no existe, pero
sus cenizas, sus monumentos, la tierra que la tuvo han quedado resplandecientes
de libertad y están cubiertos de la gloria del martirio. Este consuelo repara
todas las perdidas, a lo menos éste es el mío y deseo que sea de usted... Yo he
recogido el fruto de todos los servicios de mis compatriotas, parientes y
amigos. Yo los he representado a presencia de los hombres, y yo los
representaré a presencia de la posteridad… (12)
O las
funestas premoniciones al general de los “pata en el suelo”, Páez:
“...quién
reunirá más los espíritus; quién contendrá las clases oprimidas. La esclavitud
romperá el yugo; cada color querrá el dominio, y los demás combatirán hasta la
extinción o el triunfo. Los odios apagados entre las diferentes secciones
volverán al galope, como todas las cosas violentas y comprimidas. Cada
pensamiento querrá ser soberano, cada mano empuñar el bastón, cada toga la
vestirá el más turbulento. Los gritos de sedición resonarán en todas partes. Y
todavía es más terrible que todo esto, es que cuanto digo es verdad…”
(13)
Porque
Bolívar no fue uno solo, él resume una época, es la suma de voluntades, de
culturas y de aspiraciones, un ser de carne y hueso con inmensas virtudes pero
también con grandísimos defectos. Bolívar fue infinitamente más grande que
aquel famoso General que batalló en ejércitos previamente organizados y que
expirara en Cádiz. Porque Bolívar creó un ejército libertario de 5 naciones,
pero no sumando el pueblo a la lucha sino agregándose él al pueblo. Lo que
constituyó el verdadero punto de inflexión en el proceso de consolidación de la
República, pues ciertamente Bolívar devino en el genio y motor que impulsó todo
el movimiento que culmino con la independencia, pero esencialmente él fue su
producto.
Porque
Bolívar sin Sucre, sin Plaza, sin Rivas no sería Bolívar; y sin Páez, Piar
o Mariño, menos sería Bolívar, pero principalmente, sin los Camejo y los
Rondón jamás sería Bolívar. El mito de Bolívar es que él los resume a todos.
Simón,
de realista español criollo, pasó a republicano liberal de utilería (1810) y de
allí, con la luz siempre visible de la revolución francesa, con las preclaras
ideales liberales de Rousseau, Montesquieu y los visionarios juicios de su
maestro Robinson, sincretiza con las sombras vigentes de la tradición
monárquica que signó su necesariamente su vida, conformando el claroscuro de su
visionario pragmatismo político, en el que se desplazó tan magistralmente y que
constituyo un factor importantísimo para sortear los escollos
políticos-históricos-culturales y lograr tan magna obra libertaria. Bolívar
paulatinamente se va liberando de sus prejuicios y percatando de las exigencias
de un pueblo con una cultura y valores muy amplios y diversos, algo que se le
evidenciaba más allá de su pequeño valle, de una tierra inmensa y maravillosa,
con gente que en ella ríe, ama, sueña y principalmente que la siente. Bolívar
liberta la República y descubre a Venezuela.
Tal
vez la mayor significación del proceso conocido como independencia, más allá de
una libertad ideal que luego se relativiza en los eterno dilemas históricos, es
la de de haber conformado la nacionalidad, es haber nacido Venezuela, no ya
como mera declaración de un grupo sectario sino como sentimiento, como realidad
y como esperanza de una nación.
Por
eso, el titulo de Padre de la Patria resulta inapropiado, pues él es su primer
hijo, ya que la patria somos todos. La patria no es un estandarte que se
enclaustra en un Panteón, ni mucho menos un bien hereditario que se usufructúa.
La patria como expresión cultural es un quehacer constante.
El
titulo adecuado es el de Libertador. Pues, literalmente un minúsculo ser, que
hoy en día sería rechazado por cualquier escuela militar, terminó creando el
mas grande ejército libertario de 5 naciones. Un hombre que a la par se redimía
él de sus prejuicios y defectos. Un ser humano común y corriente, como en
esencia somos todos, que de súbdito conservador y soldado del Rey, pasó al
preclaro ideal liberal moderado con visos de justicia social, terminando en
reaccionario por necesidad (en 1929 restituyó el cobro del tributo indígena,
mientras el burocratismo devoraba las arcas públicas y la Gran Colombia se
desmoronaba) Todo ello lo aderezó con las experiencias, la cultura y tradición
y esencialmente esa visión en la que proyectaba sus ideales de justicia e
igualdad, que excedían su realidad e inclusive su propia conciencia y voluntad
inmediatas, para conformar el ideal Bolivariano.
Bolívar
fue un hombre perfectamente situado en su tiempo, pero con un sentido de
trascendencia excepcional. Un hombre que nació inmensamente rico y no murió
pobre (la mina de Aroa que testó, produjo inmensas fortunas a los explotadores
Ingleses hasta 1930) ni murió fracasado, ni derrotado; porque adquirió un valor
incuantificable como ser humano. Bolívar hizo lo que tenía que hacer y pudo
hacer en su tiempo existencial. Bolívar no erró al pretender la quimera, el
absurdo de tratar de forjar nacionalidades artificialmente, pues ello sirvió
para aglutinar, aunque temporalmente, fuerzas a un propósito común. Bolívar no fue
traicionado por Páez o por Santander, sino que éstos cumplieron también su
función y luego fueron llevados a un reacomodo que no dependía de ellos sino de
lo que exigía la realidad histórica; que al final de una disociación cultural y
social de tal magnitud, reubica a las sociedades y a las naciones, remarcando
sus vicios y sectarismos para buscar su identidad, y con ella, su verdadera
libertad.
Porque
Bolívar no gobernó para su clase, que no lo comprendía, ni para el pueblo, a
quien él no entendía, sino más allá, para una circunstancia histórica, para una
necesidad libertaria que literalmente arrasaría y transformaría todo, inclusive
a él en sus valores y forma de vida, y a las naciones, definiéndolas y
marcándoles el camino. Bolívar esencialmente gobernó para el devenir, y los
frutos de su gobierno comenzaron a partir de su muerte.
Referencias:
1) Juan Vicente Bolívar, según datos históricos, pagó el marquesado a su Majestad, pero nunca le fue formalizado. No se sabe si por la ya burocracia real o por dudas en la pureza del linaje. Siendo justicia darle el reconocimiento histórico a tan ansiada distinción.
2) Carta a su tío Pedro Palacios Blanco. Veracruz (México) 20 de marzo de 1799.
3) Carta a su sobrino Anacleto Clemente. Guayaquil, 29 de mayo de 1823.
4) Discurso pronunciado el 13 de enero de 1815, en Bogotá, con motivo de la incorporación de Cundinamarca a las Provincias Unidas.
5) Carta de Jamaica. Kingston, 6 de septiembre de 1815.
6) Congreso de angostura 15 de febrero de 1819 día de su instalación.
7) Carta a su sobrino Anacleto Clemente Lima, 29 de mayo 1829.
8) Mi delirio sobre el Chimborazo.1823
9) Carta Bernardina Ibáñez. Cali, 5 de enero de 1822.
10) Carta a Manuelita Sáenz. Ica, 20 de abril de 1825.
11) Carta a Manuelita Sáenz. Plata. 26 de noviembre de (1825)
12) Carta a su tío Don Esteban Palacios. Cuzco, 10 de junio de 1825
13) Carta al General José Antonio Páez. Lima, 8 de agosto de 1826.
Javier A. Rodríguez G.